LA IDEOLOGÍA POLÍTICA & IDEOLOGÍA PERSONAL
El mito de la caverna - Platón (Libro VII de “La República”)
La desafección actual de los ciudadanos hacia
sus representantes públicos no es algo nuevo en la historia de España y sobre
todo no es nuevo en épocas de crisis como la actual, ya ha ocurrido en otras épocas
de profundo cambio social y político en la historia de nuestro país, en la
segunda mitad del siglo XIX, un siglo turbulento en lo social y en lo político
y, por añadidura, en el plano del pensamiento.
A lo
largo de todo el siglo se va a entablar una dura batalla en todos los órdenes
entre las fuerzas que querían modernizar el país y los que querían mantenerlo
firme en sus añejas raíces, la historia se repite.
Y como semejanza profunda la ideología personal
de los líderes del momento, algo muy semejante a la realidad actual, en los orígenes
encontraremos la solución, en la historia encontramos múltiples respuestas a
preguntas que nos abruman en la actualidad.
Pero sobre todo una es crucial para despejar
las dudas que nos acucian en la actualidad, la decadencia de la política actual
y la desafección de los ciudadanos, esas desafección no es a los idearios
políticos ni dogmáticos de los distintos partidos representados en nuestro
parlamento, la desafección es hacia los lideres del momento, hoy más que nunca
la política se ha convertido en una cuestión personal.
Los idearios políticos y los proyectos de
Estado se han convertido en proyectos personales que se amoldan a la
personalidad de los lideres políticos, y dado que hoy en día la calidad de
nuestros políticos no encaja en los idearios políticos de sus respectivos
partidos, moldean ese ideario a su ideario personal, el devenir de nuestra
actual democracia cambia con cada nuevo líder político, tanto en el poder como
en la oposición, el mensaje, el contexto y la mentalidad colectiva de los
partidos se amolda a la personalidad del
líder y cuando ese líder no conecta con la ciudadanía, como ocurre en la
actualidad con los grandes lideres políticos, esa desconexión es patente y se
hace extensible a todo el sistema
político al cual representan.
Los lideres políticos no hacen política bajo
una ideología definida de una tendencia política, dicha tendencia y sobre todo
el partido en si se moldea a los pies de
su líder, llegando incluso a incumplir su propio ideario político como ha
ocurrido recientemente tanto con los socialdemócratas como con los
conservadores, y esta situación se agrava y se profundiza cuando la calidad de
los lideres políticos está en mínimos históricos, y la valoración ciudadana
también, no confían en ellos y por ende en sus partidos.
No es un problema de desafección política, es
un problema de desafección personal.
Nada más real que la desconexión de los representantes
políticos con sus ciudadanos, desde las bases de sus partidos hasta el líder, no
existe conexión real con los problemas cotidianos de los ciudadanos, no existe
una percepción ciudadana de preocupación de sus representantes por sus
problemas, todo parece más globalizado, nadie se para a mirar como revolotea la
mariposa en el jardín de un desahuciado, y esta sencilla mariposa puede
provocar un tsunami financiero a nivel global.
Esa idea personal del líder nos tendría que
llevar a replantear la idea de acercamiento personal a los ciudadanos, aunque
hoy en día más que ciudadanos somos súbditos del mercado.
La globalización ha hecho más fuertes a los
grandes líderes, y ellos mismos se han convertido en su graciosa majestad, por
el poder de los mercados, pero bajo el prisma de su visión personal.
Hoy más que nunca la mariposa tiene necesidad
de revolotear, hasta que nuestros representantes tengan la necesidad de descansar,
observar, pausar, y objetivamente decidir que ya basta, que una ciudadanía pobre
conforma un país pobre, que unos ciudadanos humillados conforman un país humillado,
y que unos ciudadanos oprimidos conforman un país oprimido, y que su graciosa
majestad de los mercados no podrán recaudar más cuando sus súbditos estén despojados
de toda pertenencia.
Solo cuando el sentido común, sea el más
común de los sentidos y se haga presente, saldremos de esta confusión.
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