sábado, 8 de diciembre de 2012

LA IDEOLOGÍA POLÍTICA & IDEOLOGÍA PERSONAL


LA IDEOLOGÍA POLÍTICA &  IDEOLOGÍA PERSONAL


El mito de la caverna - Platón (Libro VII de “La República”)



La desafección actual de los ciudadanos hacia sus representantes públicos no es algo nuevo en la historia de España y sobre todo no es nuevo en épocas de crisis como la actual, ya ha ocurrido en otras épocas de profundo cambio social y político en la historia de nuestro país, en la segunda mitad del siglo XIX, un siglo turbulento en lo social y en lo político y, por añadidura, en el plano del pensamiento.
A lo largo de todo el siglo se va a entablar una dura batalla en todos los órdenes entre las fuerzas que querían modernizar el país y los que querían mantenerlo firme en sus añejas raíces, la historia se repite.
Y como semejanza profunda la ideología personal de los líderes del momento, algo muy semejante a la realidad actual, en los orígenes encontraremos la solución, en la historia encontramos múltiples respuestas a preguntas que nos abruman en la actualidad.
Pero sobre todo una es crucial para despejar las dudas que nos acucian en la actualidad, la decadencia de la política actual y la desafección de los ciudadanos, esas desafección no es a los idearios políticos ni dogmáticos de los distintos partidos representados en nuestro parlamento, la desafección es hacia los lideres del momento, hoy más que nunca la política se ha convertido en una cuestión personal.
Los idearios políticos y los proyectos de Estado se han convertido en proyectos personales que se amoldan a la personalidad de los lideres políticos, y dado que hoy en día la calidad de nuestros políticos no encaja en los idearios políticos de sus respectivos partidos, moldean ese ideario a su ideario personal, el devenir de nuestra actual democracia cambia con cada nuevo líder político, tanto en el poder como en la oposición, el mensaje, el contexto y la mentalidad colectiva de los partidos  se amolda a la personalidad del líder y cuando ese líder no conecta con la ciudadanía, como ocurre en la actualidad con los grandes lideres políticos, esa desconexión es patente y se hace extensible  a todo el sistema político al cual representan.
Los lideres políticos no hacen política bajo una ideología definida de una tendencia política, dicha tendencia y sobre todo el partido en si se  moldea a los pies de su líder, llegando incluso a incumplir su propio ideario político como ha ocurrido recientemente tanto con los socialdemócratas como con los conservadores, y esta situación se agrava y se profundiza cuando la calidad de los lideres políticos está en mínimos históricos, y la valoración ciudadana también, no confían en ellos y por ende en sus partidos.
No es un problema de desafección política, es un problema de desafección personal.
Nada más real que la desconexión de los representantes políticos con sus ciudadanos, desde las bases de sus partidos hasta el líder, no existe conexión real con los problemas cotidianos de los ciudadanos, no existe una percepción ciudadana de preocupación de sus representantes por sus problemas, todo parece más globalizado, nadie se para a mirar como revolotea la mariposa en el jardín de un desahuciado, y esta sencilla mariposa puede provocar un tsunami financiero a nivel global.


Esa idea personal del líder nos tendría que llevar a replantear la idea de acercamiento personal a los ciudadanos, aunque hoy en día más que ciudadanos somos súbditos del mercado.
La globalización ha hecho más fuertes a los grandes líderes, y ellos mismos se han convertido en su graciosa majestad, por el poder de los mercados, pero bajo el prisma de su visión personal.
Hoy más que nunca la mariposa tiene necesidad de revolotear, hasta que nuestros representantes tengan la necesidad de descansar, observar, pausar, y objetivamente decidir que ya basta, que una ciudadanía pobre conforma un país pobre, que unos ciudadanos humillados conforman un país humillado, y que unos ciudadanos oprimidos conforman un país oprimido, y que su graciosa majestad de los mercados no podrán recaudar más cuando sus súbditos estén despojados de toda pertenencia.
Solo cuando el sentido común, sea el más común de los sentidos y se haga presente, saldremos de esta confusión.

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